Crecimiento Económico Acelerado en un Planeta Finito

julio 3, 2020

Diversos estudios han explorado la relación que existe entre crecimiento económico y el deterioro ambiental, resaltando que la pobreza agrava la degradación del medio ambiente porque limita el acceso a tecnologías “limpias” que usualmente son más costosas e induce a las personas a adoptar prácticas extractivas insostenibles de recursos naturales que le permitan su supervivencia.

En comunidades rurales los agricultores muchas veces adoptan técnicas intensivas y nocivas para el medio ambiente (pesticidas y nuevas variedades genéticas que merman la biodiversidad, causan la explotación de los acuíferos y provocan daños ambientales). La población desplazada que permanece en el campo tiene que trabajar y vivir de las tierras marginales y los recursos comunes, acentuando los procesos de erosión, la presión sobre las tierras y la pérdida de bosques tropicales.

En sectores urbanos los efectos también son relevantes dado el carácter informal de los asentamientos, que causan la pérdida de ecosistemas valiosos, a lo que se suma el agotamiento de las fuentes de agua, la contaminación hídrica, el problema de los residuos (insalubridad, infecciones, epidemias, contaminación), la contaminación atmosférica, el efecto del calentamiento global en los desastres naturales, así como el incremento de la demanda y con ella la presión sobre el medio natural derivado de las mayores necesidades de consumo de la clase media.

No obstante, los problemas ambientales difieren según las realidades de cada país. En los países en desarrollo los problemas del medio ambiente generalmente se vinculan a problemas de escasez de recursos, en cambio en los países desarrollados éstos se asocian con el derroche de recursos o con un consumismo excesivo.

No hay dudas de que uno de los mayores desafíos que enfrenta República Dominicana es ser capaces de promover el desarrollo integral y, a su vez garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Es una tarea compleja que, sin duda, requerirá de un esfuerzo mancomunado, con propósitos claros y precisos. Requiere de una transformación de las esferas productivas, asegurando con ello una creciente equidad social que contribuya a un equilibrio dinámico de las formas de capital: humano, natural, físico, financiero, institucional y cultural.

Dados los vínculos entre la dinámica ambiental y económica, la estrategia adoptada por la Fundación Propagas para abordar la problemática ambiental ha sido desde una perspectiva sistémica; no como un tema aislado, sino como una variable que debe ser integrada desde el contexto del desarrollo, poniendo énfasis en aquellos aspectos que forman parte integral del tema de la transformación productiva. Es decir, que se incorporen la conducción de la política económica, la gestión de los recursos naturales, la innovación tecnológica, la participación de la población, la educación, la consolidación de instituciones, la inversión y la investigación.

Por años hemos trabajado con las comunidades frágiles para fortalecer la capacidad local y contribuir a la protección de la biodiversidad, promoviendo a su vez una visión del agua como bien público para que las actuales y futuras generaciones puedan utilizarla dentro de parámetros de abundancia, uso racional y calidad. Con las instituciones del estado y aliados estratégicos buscamos fortalecer iniciativas que apoyen el establecimiento de sistemas de manejo forestal, actividades encaminadas a la aplicación de iniciativas de producción que reduzcan las áreas de cultivo en zonas montañosas y áreas protegidas, así como la restauración de áreas críticas y márgenes de los ríos.

Estamos convencidos que aún estamos a tiempo de reorientar la forma de relacionarnos entre nosotros y con el resto de la naturaleza y sentar las bases de un futuro sostenible. Esta es una tarea de toda la sociedad y debe ser construida sobre una amplia base participativa y un compromiso activo de toda la sociedad y los sectores protagonistas, incorporando el tema ambiental en la agenda económica del país.